En todas las entradas de este blog la representación tiene un lugar preciso, narrativas de ficción o reales, como lugares que ubicar en un mapa.
Vivimos, morimos y amamos mientras respiramos.
No tengo control sobre las ideas que se agolpan en la mente, tampoco sobre aquello que recuerdo. Pero las palabras son mías, yo las escojo.
Hay frases que lo dicen todo.
Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa.
La palabra que sana. Alejadra Pizarnik
Pero existen momentos en los que las palabras son inútiles, solo sirven para explicar de que va la vida, para demostrar que hemos recuperado la cordura; sirven para narrar cuan indescriptible es el dolor y para contar un desenlace liberador.
Hay personas rotas con historias sin cronología.
Hay imágenes que no dejan nada a la imaginación.
Hoy, en el tiempo que dura un breve silencio, quiero mirarme renaciendo desde la oscuridad.
De tanto deambular encontré una imagen, pero no al azar. Llevaba mucho tiempo buscando una que me ayude a expresarme, como lo hacen las palabras.
Un día me miré al espejo para preguntarme ¿quién eres? Y la pregunta dejó marcas en mi piel. Adquirí conciencia de cómo el cuerpo sufre lo que la mente oculta.
Algunas de estas cicatrices pueden disimularse detrás de un tatuaje.
Marcarse la piel, significa un poco de todo. Una imagen que complemente mi identidad y que sea tan evidente que nadie necesite una sola palabra para entenderla. La representación gráfica de un relato personal, en este espacio /cuerpo sobre el que he reescrito los sueños y reconstruido la utopía.
Hay sueños reconstruidos por personas sin patria.
He salvado la existencia, pero para nunca olvidar cuánto me costó, he tomado una imagen de mujer renacida y me lo tatuado en la piel. Porque el olvido es nefasto. La sangre y el dolor como la metáfora de todas las sensaciones y emociones que un día me negué a sentir.
Así qué ¡aquí esta!, así se dibuja una historia en la piel. Empieza con una idea tomada de un mural en Roma y termina con un tatuador en Barcelona.
Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.
La Carencia. Alejandra Pizarnik
Los murales son de Herbert Baglione y el diseño del tatuaje de Vinny.
Admiro, reconozco y me gusta todo lo que has sabido hacer resurgir en ti.
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