En el DF. las calles están llenas de puestos de comida con clientela, una dinámica que a los extraños nos induce a pensar que los lugareños comen “todo el día”, sensación que aumenta al ver las cantidades ingentes de menjurjes, carnes y tortillas que ahí se exhiben.
Para ver qué comen los defeños hay que ir al mercado; si es uno que la gente de la ciudad recomienda especialmente, más aún. Los mercados son un reflejo fiable de lo que acontece en la ciudad, una fotografía del costumbrismo local.
Ubicado cerca del centro histórico, este es un mercado “fino”, “cachino”, algo fresa. México capital creció y el mercado San Juan concentro el comercio “extravagante”, es decir, el comercio de productos exóticos: escarabajos, gusanos, carne de cabrito, carne de león, de cocodrilo y más.
Existe un restaurante a un costado del mercado que sirve platillos preparados con las exquisiteces que puedes encontrar en este mercado pero como nunca he comido carne de lobo, bufalo de temporada o boa no me animo a probar, por la imposibilidad de comprobar algo. Tengo que reconocer también que me cuesta creer que puedan vender la carne de ciertos especímenes.
Lo cierto es que si me preguntan por calles del centro puedo citar un par que me gustan mucho, aunque he caminado largo por ahí. Pero si me preguntas sobre mercados, el que todavía me intriga sobre manera es este.